Antes de la competición, los deportistas se sometieron a pruebas de esfuerzo en piscina y en laboratorio, una por cada disciplina de la competición. Los parámetros fisiológicos valorados han servido para establecer el perfil funcional de cada deportista y determinar zonas de intensidad metabólica del esfuerzo en cada modalidad.
Durante toda la competición se registró la frecuencia cardiaca mediante un monitor de nueva generación, el Polar RCX5, que permite la medición tanto en tierra como en el medio acuático. En base a dichos registros y a las pruebas previas será posible determinar con precisión la intensidad de cada fase de la competición y el gasto de energía en esta prueba de más de 9 horas de duración, que en sus inicios acuñó la expresión “ironman”, hombre de hierro, practicada en la actualidad por atletas de ambos sexos, tanto aficionados como profesionales.
Para determinar el equilibrio energético, un grupo de investigadores registró y cuantificó con precisión la ingesta, tanto de líquidos como de alimentos sólidos, durante toda la prueba. Su análisis nutricional posterior permitirá establecer la cantidad y composición de la ingesta, poniendo de manifiesto los déficits, tanto energético como de macro y micronutrientes, que se producen en el organismo de los deportistas. Todo ello, complementado con la medición de la composición corporal mediante bioimpedancia eléctrica, permitirá cuantificar la importante deshidratación que se produce durante la competición y que conlleva una pérdida de peso de cinco a seis kilos de media.
También se obtuvieron muestras de sangre para determinar diversos marcadores moleculares de lesión muscular mediante una técnica pionera desarrollada por bioquímicos de la Universidad de Barcelona. Los análisis permitirán detectar la aparición de cadenas de miosina, una proteína fundamental en la contracción muscular, como consecuencia del daño en fibras musculares con el esfuerzo. Hasta ahora, dichos datos sólo podían obtenerse mediante biopsias musculares, una técnica muy invasiva para los deportistas.
Han llevado a cabo el estudio más de veinte investigadores y alumnos colaboradores del INEFC, centro adscrito a la Universidad de Barcelona, coordinados por la investigadora y triatleta en activo Anna Barrero, que actualmente desarrolla su tesis doctoral dirigida por los profesores Ferran A. Rodríguez y Xavier Iglesias. En el estudio han colaborado, además de Win.Sports Factory, organizadores de la competición, Polar Ibérica, el Club Natación Montjuïc y la Federación Catalana de Triatlón.
Aunque no acabé el Extrememan, seguro que los datos que saquen de las diferentes pruebas a las que nos hemos sometido, serán provechosas en un futuro. Gracias a todo el équipo por su buen trabajo y su profesionalidad.